4.04.2011

Mimizuki

De nuevo las hojas se ponen amarillas, caen pesadamente o bailan hasta encontrarse con el suelo aun verde del patio. La luz atravieza los huecos de ramas semidesnudas, se filtra y rebota en la ventana, en la pecera. Hasta que un dia, lo sé, esos frondosos fresnos que viven frente a mi balcón dejen por completo a mi entender, cuando el viento lleve sus ultimas hojas de cobre, la verdad. Que no vas a aparecer en esa calle buscando la puerta, llamando a mi perra, resplandeciendo con el sol otoñal.

Y si el frio del invierno que se asoma supiera, que ni el calor del verano, ni los amigos prestados suman la calidez de las risas que me regalabas. Seguro vendría antes, tocando el timbre con ritmo, para engañarme y dejarlo entrar.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...

hola me gustaria saber xq sufris tanto???

Matias M. Roude dijo...

?
Cuando soy feliz vivo, disfruto. Si estoy triste escribo, no es tan raro. No me paso sufriendo o penando, no estoy todo el día con semblante pesado, coloreado de gris y amargura. Pero se muy bien que está mal y acá lo meto.
La razón es muy simple. El Amor.

Anónimo dijo...

no encontraste el amor?? me gusta mucho lo que escribis

Matias M. Roude dijo...

Lo encontré. Pero se me perdió, verá usted.

Anónimo dijo...

el amor se puede encontrar... dificil es conservarlo, mantenerlo,y que dure...
y estoy empesando a creer que en su mayoria siempre se pierde son pocos los q perduran por largo tiempo...

Matias M. Roude dijo...

¿Tenes captura internacional que no podes poner tu nombre?

Anónimo dijo...

no me parecia importante poner mi nombre