Mañanas
Esquivando amores de papel, de vidrios esmerilados, te busco. Entre espejos retrovisores, andenes apareces, me parece. Sin parpadear estos ojos infinitamente negros. A veces te encuentro en perfumes, en risas, en abrazos de otros. A veces te encuentro en un batir de alas. El bajo vuelo de una Calandria me deja caer Aterrizo sobre tus hombros, ruedo espalda abajo en un eterno mar de algodón y plumas. Y al final, el sueño, en la curvatura de una cadera iluminada por un sol oblicuo y una luna desvelada. Mis amigos me ven llorar, ellos no saben. Al despertar voy a saber que no estas, y con palmadas, sin caricias, me va a faltar. Tus manos al buscar monedas. Tus manos que camuflan picardía.
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